viernes, 24 de enero de 2020
No había caso, limpiaba el espacio esquinado y la mancha no se iba, volvía con fuerza. Era como que levantara un jugo de color suciedad y al sacarlo estaba seguro que la mancha era mas oscura y levemente mas grande. Decidió dejarla ahí y no prestarle más atención. Salio del dormitorio, dejo los utensilios en la cocina y los lavo. Los dejo secando y calentó un poco de agua, fue al living y antes de sentarse lo llamaron por teléfono. “Imagina que el tiempo como dimensión no existe, no es un limite y solo es una posibilidad. La energía siempre es circular, cíclica. Lo que vives ahora lo están viviendo casi todos tus múltiples universos y tu pasado y futuro puede ser alcanzado en cualquier momento, (sonido de corte)”
Dejo el celular y miro el techo un rato. Había una mancha pequeña, como que se saliera la pintura. Entre mas la miraba mas le parecía la marca de la habitación, le extraño y fue a verla. Pero cuando se levanto la gravedad dejo de funcionar, como si alguien apretara un botón de apagado al sistema que con cuya fuerza nos mantiene pegados al suelo y todos los objetos y el incluido comenzaron a flotar, la energía de levantarse lo impulso hacia el techo y la mancha, que ahora palpitaba. Como su corazón, tenia la misma velocidad podía verlo o sentirlo. Cuando su frente lo toco, todo se fue a negro. Ahora no entendía si estaba cayendo o se seguía elevando sin parar. Era demasiado confuso y estaba tan oscuro que no podía ver ni la punta de su nariz. Ademas de no poder mover un musculo, paso un rato en esa situación y empezó a olvidar que tenia cuerpo. Solo pensaba, una conciencia flotante o que cae o sube. No entendía bien. Pensaba en la llamada telefónica, en el café y el cigarro de la mañana. En el nuevo corte de pelo de no se quien que mencionaron en la tele y ya a estas alturas nada tenia sentido. Intento contar pero en el numero 7893 se aburrió o perdió la cuenta. Para él, o eran segundos o eran años. Es verdad que el tiempo no existía cuando dejaba de medirlo con cosas a a su alrededor. Se sintió como una montaña avanzando por la tierra a través de decenios. Paso a pasito, suave suavecito. Se maldijo a si mismo, incluso en el fin de todo y la nada misma lo perseguía esa canción. Increíble suerte o patético fin de una existencia. Se lamentaba hasta que sintió de lleno el calor de algo en la mejilla y una luz que lo obligo a apretarse lo más que pueda. Pensando que hace rato tenia que ir al baño, la luz caliente lo cubrió todo y ya se acabo la oscuridad.
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