A veces sueño que soy un ángel, un ángel destructor. Sueño que la melancolía es parte del trabajo, aprender a querer, aprender a entender el sentido de las cosas. Sueño que en un momento despierto y sé lo que tengo que hacer y es destruirlo todo. No soy el único hay más personas iguales a mí en el mundo y compartimos la misma personalidad. Sueño que camino por las calles envuelto en una gabardina, observando todo lo que desaparecerá. La humanidad se come al planeta y fuimos enviados para que todo comience de nuevo, pero no es nuestra misión entregar una oportunidad. Sueño que el día se acerca y no soy capaz de cumplir el objetivo, sueño que lloro y me frustro. Sueño que tomo a todos los que conocí, que compartieron un nexo conmigo, cuyas caras recuerdo, cuyos nombres tengo en la memoria. Los tomo y los dejo en una habitación que la nada a absorbido, pero es una nada buena. Es un blanco tranquilizador, les explico lo que pasa y lo que sucederá. Lamento al ver personas cuyos familiares jamás conocí y por ende no puedo salvar. Ya no hay nada que hacer, los dejo ahí y me marcho. Como una sombra recorre las distintas ciudades de Chile y todo se desmorona, las personas no sufren solo desaparecen, dejan arboles, helechos, flores, mariposas y pájaros. Se transforman en polvo, las construcciones, las carreteras se desbaratan…
Queda una imagen post apocalíptica y se y entiendo que en todo el mundo mis dobles están haciendo lo mismo. Todos aquellos que nacieron con una mancha negra en el corazón. Nada está dicho, el mundo no se acaba solo vuelve a comenzar. Me desvanezco… me despiertan caras conocidas, el gran grupo de personas con las que alguna vez en mi vida me cruce, los reconozco a todos. Ya no siento el peso en el corazón, todo se había terminado para volver a comenzar. Otra oportunidad.
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