sábado, 20 de octubre de 2012
Las líneas del tiempo se trazaban a mí alrededor. No podía dejar de girar, era absorbido por esa energía fuera de este mundo. Mi cabeza se abría y toda mi conciencia y mi memoria era succionados al vacio. Intentaba mover mis articulaciones, nada. Sentía mi cabeza explotar y mis ojos estallar, el viaje era aun más rápido y cada vez olvidaba más cosas. La llave dorada, mi clavis aurea, me llevo al principio pero también al final de todo. Somos nada, somos primates, somos conciencia caminando en círculos sobre una nave espacial hecha de tierra y agua. Estuvimos todos conectados y lográbamos algo, ahora éramos seres… individuos. Lentamente mi último recuerdo y mi última pizca de conciencia desaparecieron y comenzó a pudrirse este envase hasta desaparecer.
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